viernes, 24 de diciembre de 2010

. P. MARCELINO LÁZARO BAYO

Voy a contar la historia de este martir franciscano al que mi abuelo materno no pudo salvar de morir fusilado y que con su muerte estuvo a punto de ser fusilado el también y se salvó porque si no había quien llevase de nuevo el tren a Ronda, por ser el Jefe de trén.
Esta historia la cuenta un sobrino suyo y yo la transmito. Así empieza su historia escrita por Don Gaspar Lázaro Martinez.
El P. Marcelino, cuya destacada figura franciscana quedará siempre ligada a la localidad que le vio nacer un 31 de enero del año 1883. Aun a fuer de ser reiterativo, no he tenido inconveniente en repetir algunos conceptos, al tratarse de un estudio monográfico dedicado a nuestro ilustre mártir.Su padre, Santiago Lázaro Gil, ferviente cristiano, hermano de mi abuelo Blas, casado con Petra Bayo Martínez, natural de Setiles (Guadalajara), que residía en la calle Baja de nuestro pueblo, según referencias, sin pérdida de tiempo, al día siguiente de nacer, hizo que su hijo recibiera las aguas bautismales de manos del Ministro sacerdotal Rdo. D. Germán Monterde, en nuestra Parroquia de San Miguel Arcángel, poniéndole por nombre Ignacio, que al entrar en religión cambiaría por el de Marcelino del Pilar.Era el menor de los cuatro hermanos: Juana, Alejo, Agustín e Ignacio. Su infancia discurrió por nuestras embarradas calles, que en aquellos años eran de tierra, hasta que recibió la llamada providencial que marcó para siempre el rumbo de su vida.
• El ingreso en la Orden Franciscana.Desconozco quién intervino en su vocación religiosa. Pero es muy posible que mucho tuviera que ver con ello el P. Germán Rubio, que más tarde sería su Profesor de Sagrada Teología.Lo cierto es que un buen día de la última década del siglo diecinueve, (posiblemente en el verano del año 1895), los tres hermanos Alejo, Agustín e Ignacio (el menor de ellos) decidieron ingresar en el Colegio Franciscano de la Provincia Bética. Había cumplido los doce años de edad.Alejo, el mayor, optó por regresar a casa de sus padres, que más tarde se trasladaron a Alcalá de Ebro (Zaragoza), donde terminaron sus días. Agustín (P. Domingo) e Ignacio (P. Marcelino) continuaron su vocación religiosa.
• Datos personales.- Ingreso en el Noviciado: 7-9-1.899. - Profesión temporal: 9-9-1900. - Profesión solemne: 8-11-1.903. - Ordenación sacerdotal: 25-5-1.907, a los 24 años de edad. - Muerte: 6-9 1.936, en Arriate (Málaga), asesinado por los comunistas.
• Cargos: - Fue académico de número y más tarde Vicepresidente de la Real Academia Hispano-Americana de Ciencias y Artes de Cádiz.- Tomó posesión el 31 de enero de 1.926. - Guardián del Convento de Cádiz, años 1.926-1.935. - Definidor Provincial de la Orden, 1.935-1.936. - Párroco de Jimena de la Frontera (Cádiz), 1.935-1.936.
• Títulos:- Graduado de Lector en Literatura y elocuencia sagrada, el 9-9-1.912. - Lector General de Sagrada Teología, 17 abril 1.915, con el núm.1.
• Concursos y publicaciones literarias. - Fue premiado en el concurso celebrado en Badajoz, el año 1.909.- Obtuvo los premios primero, segundo y tercero en el certamen literario celebrado en Marchena (Sevilla), en honor del Filósofo Rancio, el 25 de abril de 1.909.- Ha dejado obras de singular mérito teológico, ascético y literario: “La castidad virginal”, obra en dos tomos, Editorial Voluntad, Madrid- año 1.925 y “Luchas de la Castidad”, de 528 páginas, editada el año 1.930 por la Imprenta M. Álvarez, de Cádiz- Destaca por el contenido filosófico y la belleza de su prosa el texto del discurso de entrada en la Real Academia Hispano-Americana, titulado “Filosofía de la Amistad”.- Otras de sus obras quedaron inéditas, al haber desaparecido los originales en el asalto a su Convento de Cádiz, el 12 de mayo de 1.931, especialmente la referida a la Eucaristía, ya terminada y a punto de ser editada.
• Su recia personalidad.- Muchas cosas se han dicho y escrito del P. Marcelino Lázaro Bayo. Su personalidad desbordante no podía quedar encerrada entre los muros de un convento. Y, en los ambientes gaditanos más destacados se dan cuenta de que, debajo de su hábito franciscano, se esconde un buen escritor, un teólogo prestigioso, un buen asesor y defensor de los principios cristianos y todos buscan su consejo.“Hombre de amplia formación y firmes creencias. Aragonés de cuerpo entero y de ahí no hay quien lo apee”, según manifestó uno de sus admiradores, D. José Pettenghi Estrada, Coronel de Estado Mayor, en su discurso pronunciado el 8 de agosto de 1.996, con motivo de unas jornadas franciscanas celebradas en la Ciudad de Priego (Córdoba) .Y añadía:”El P. Marcelino, cuya estirpe aragonesa está presente en todos los actos de su vida, ya sean de devoción, ya sean literarios, ya sean no de política, porque, aunque interviene moderando los espíritus, no es un político.( San Francisco no hubiera sido nunca político).El P.Marcelino es un franciscano, es un iluminado.”Muy pronto, el prestigioso poeta y dramaturgo gaditano D. José María Pemán y Pemartín se fija en él y, sin tardanza, lo presenta como miembro de número de la Real Academia Hispano Americana.El propio Sr. Pemán dijo de él en el aniversario de su muerte:“Este era el fraile dulce y sereno, sin lugar y sin fecha .Se llamaba Fr. Marcelino Lázaro como pudo llamarse Fr. Diego de Estella o Fr. Juan de los Angeles. Vivió en el siglo XX, como pudo vivir en el XVI. No conoció la vida con minúscula. Pero conoció la verdad, que es tanto como conocer la Vida. Por eso acertó siempre en sus pronósticos y en sus exageraciones, mientras los listos conocedores de la vida han sido sorprendidos por la explosión brutal y satánica. Porque no es que él no conociera la vida… Era la vida la que no se conocía a sí misma”.
• El asalto a su iglesia y convento de Cádiz.- Nos hallamos en la madrugada del 12 de mayo del 1.931. Son los primeros destellos de una República recién inaugurada. Una gran turba compuesta por unos seis mil revolucionarios invade las calles de la Ciudad de Cádiz, dispuestos a quemar iglesias y saquear conventos.Nuestro padre Marcelino, que se halla en vela siguiendo los acontecimientos, sobre las tres de la madrugada, recibe una visita anunciándole que los revoltosos se dirigen hacia a su iglesia. Su primera preocupación es poner a salvo de posibles profanaciones las especies sacramentales. Vestido de hábito como estaba, sale a la calle. Algunos que lo ven pasar le dicen: “Padre, escóndase que lo van a matar”. “Que me maten”, contesta él.Sin haber conseguido su objetivo, seguido de cerca por los asaltantes, vuelve a su iglesia. Reúne en un solo copón las hostias consagradas, toma el camino de las bóvedas del templo y, saltando desde allí a una terraza de una casa amiga, logra depositar en este domicilio su preciado tesoro.Los hechos no precisan comentario. Tal era la trayectoria, el valor y el coraje de quien unos años después sería martirizado.El P.Marcelino Párroco de Jimena de la Frontera (Cádiz)Satisfecho estaba nuestro glorioso mártir en la Ciudad de Cádiz, de la que en una de sus cartas decía que “era la mejor ciudad de España”, cuando el obispo de la Diócesis solicita un voluntario para cubrir la vacante de Párroco de Jimena de la Frontera.Según expresiones del antes mencionado Sr. Pettenghi, “Jimena, sin ofender a los jimeneros, era un pueblo de Cádiz que entonces tenía un nivel muy alto de analfabetismo, de pobreza e incluso de miseria, no obstante, contaba con un flamante círculo masónico”.Nuestro paisano, que ya había terminado su ciclo de guardián del Convento, no lo duda un momento y, dejando atrás su privilegiada posición social en la ciudad gaditana, a impulsos de su llamada apostólica, da un paso al frente y se presenta voluntario. El Nuncio le entrega el nombramiento de Párroco de Jimena el 29 de junio de 1.935, tomando posesión el 15 de octubre del mismo año. Allá va con su coadjutor P. Justo Rivero Sánchez (también franciscano), un joven sacerdote nacido en Priego (Cuenca) el 26 de diciembre del año 1.903.Ambos correrán la mima suerte, pagando con sus vidas su audacia apostólica.El panorama que allí encontró fue verdaderamente desolador, según él mismo cuenta en una de sus cartas dirigida al Padre Provincial de la Orden. Pero no se arredra. Comienza con todo ímpetu su apostolado. Entra en los tugurios para enterrar cristianamente a los muertos, contrarrestando los entierros civiles de la logia masónica. Prepara nuevas comuniones, regalando a los niños sus vestidos. En sus primeras Navidades, monta un Belén de figuras vivientes. Crea de forma gratuita unas escuelas. Como es buen orador, la gente acude a oírlo a la iglesia; pero no se libra de que, un buen día, penetre en el templo un grupo de gamberros, armados de garrotes, aporreando las puertas y vociferando:”vagos a trabajar, al corcho”.Dicen que el P. Marcelino bajó del púlpito, presto a enfrentarse personalmente con los asaltantes, tal era su bravura. Pero los feligreses se lo impidieron.Tan eficaz fue su labor y tanto poder social derrochaba, que logró establecer cierta amistad con el entonces presidente de la C.N.T. local, que más tarde intervendría para que no fuera fusilado, aunque, por desgracia, no pudo lograr su objetivo. Se cuenta que la gente obrera del pueblo opuesta a la religión decía: “Ustedes son otra cosa”.En esta situación, le coge el llamado Alzamiento Nacional del año 1.936, que dio origen a la guerra civil española, pagando con su muerte los delitos que otros cometieron.Con esto, termino el sucinto relato de las condiciones personales y los méritos y virtudes que nuestro insigne franciscano acumulaba.
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PARTE SEGUNDA1.- MARTIRIO Y POSIBLE BEATIFICACIÓN DE LOS PP. MARCELINO Y JUSTO
1.1 Fase primera.- El Martirio.
• A modo de introducción1.-El término Mártir viene del griego y significa “Testigo”, lo mismo que “Martirio” significa “Testimonio”. Por tanto, los mártires son los testigos de la fe.2.-Los hechos relatados se deben, en su mayor parte, a las declaraciones de un testigo presencial, Martín Bueno Lozano, seminarista de Jimena, actualmente en Algeciras, testigo presencial que convivió con los padres franciscanos hasta que los sacaron de la cárcel para fusilarlos.3.-El historial del martirio de los PP. Marcelino y Justo Rivero sigue un camino paralelo. Ambos sufrieron las mismas penalidades y los dos entregaron su vida al mismo tiempo.Un pequeño detalle los distingue. El P. Marcelino, apóstol incansable, hombre forjado en mil batallas, sabe, por confidencias personales, que en los antros revolucionarios de la ciudad gaditana estaba “fichado” y se había firmado su sentencia de muerte. Pero no se arredra.El P. Rivero, en cambio, era un joven timorato de 32 años, al que llamaban “el deprimido”. Dicen que tenía miedo; pero esto no fue obstáculo para que, a la hora de la verdad, arrostrar su martirio con verdadera entereza.Detallado relato de los hechos.Retrocedemos al día 18 de julio de 1.936. Estalla el llamado alzamiento nacional. Este mismo día circula la noticia por la ciudad de Jimena de la Frontera, que se mantiene en zona republicana.Al día siguiente, domingo, solamente dos personas acuden a la Santa Misa, por lo que deciden suspender el culto, recluyéndose nuestros dos franciscanos en la casa parroquial en espera de los acontecimientos.
• 25 de julio de 1.936.-Primer susto.No verían ellos ningún peligro inminente, cuando el padre Justo, el día 25, festividad de Santiago Apóstol, subió a celebrar en la Parroquia llamada de la Misericordia.La celebración transcurre sin novedad. Pero, a la salida de la iglesia, un grupo de exaltados, portando escopetas y otras armas, apuntan y detienen al celebrante (un buen susto) diciéndole: “no tenga Vd. miedo, que nosotros no somos tan malos como ustedes”. Entre burlas y blasfemias, en medio del grupo, lo conducen al Centro del Comité revolucionario, lo ponen en fila de espera y, al poco, le dicen: “pase el camarada Justo”.Le apuntan con las escopetas y le hacen levantar el puño. Lo sacan fuera para matarlo, pero no lo hacen.Es llevado a otro Comité que había en el Ayuntamiento; nuevas preguntas y, de aquí, a la casa parroquial, en medio de dos individuos armados. Allí estaban el padre Marcelino, el mencionado seminarista y un acólito.El padre Marcelino, que se hallaba totalmente inquieto, habla con los dos aprehensores y les pregunta: ¿por qué lo han detenido? Ellos contestan que “para dar una satisfacción al pueblo”; pero que no temieran, que no les pasaría nada.Al mismo tiempo, le ofrecen vales para recoger la ración de comida, puesto que ya, por estos días, se vivía en Jimena en pleno comunismo.
• 27 de julio - Segundo intento de fusilamiento.Destrozan la iglesia de la Misericordia. Se congrega un grupo numeroso de asaltantes. Se oyen voces y gritos en la plaza y puertas de la casa rectoral y la iglesia. El padre Marcelino decide cerrar la puerta de la casa. Los asaltantes, enfurecidos, piden a gritos que la abran. Momento de gran emoción: nuestro héroe abre con gran tranquilidad, se presenta ante las turbas que callan y retroceden y dice: “Me entrego a la generosidad del pueblo de Jimena”. “Descuide usted, no somos bárbaros”, le contestan.Los dos franciscanos y el seminarista salen a la plaza y allí los más exaltados quisieron fusilarlos. Ellos, guiados del instinto de conservación, se confunden con la gente del pueblo allí congregada y, por ahora, logran librarse de la muerte inminente.Se oyen tiros, la confusión aumenta. Entre el griterío se escucha: “que se quiten esos trapos”, refiriéndose a los hábitos de frailes. Se vuelve el padre Marcelino y dice:”ahora sí que pueden pegarme un tiro”.Un masón los quiere llevar ante el Comité comunista; pero en este momento llega el Jefe de la C.N.T. y consigue que se que queden en la fonda. Por el momento, se habían salvado.Al poco tiempo, reciben la visita del Alcalde, diciendo a los padres que podían marcharse a su casa, que él respondía de sus vidas.Allí permanecieron durante quince días, con la puerta cerrada, recibiendo noticias por medio del seminarista, sabiendo que de los pueblos y especialmente de Ronda acudían comisiones de los comités que venían a matar a los frailes, pero lo vecinos de Jimena siempre lo impidieron.
• 24 de agosto, de triste recuerdo.Corría prisa. Había que matar a los frailes y otras personas de Jimena de la Frontera. Las fuerzas nacionales planeaban la recuperación del ferrocarril Granada- Bobadilla-Ronda-Algeciras, abriendo el camino hacia Málaga, como así sucedió.Decididamente, este día llaman a la puerta de la casa parroquial. Sale el padre Marcelino. Le dicen que vienen de parte del Comité. Exige la orden de detención por escrito. La entregan y los frailes se marchan con ellos, quedando en la casa el seminarista Martín Bueno.Se los llevan a la cárcel del pueblo. Ya no volverán. A las tres horas, en vista de que no habían regresado, el seminarista abandona la casa, que es saqueada inmediatamente, llevándose todo lo que en ella había.En la cárcel del pueblo, encuentran varias personas conocidas de los padres franciscanos. Aquí permanecen hasta fines de agosto. Las noches las pasaron sentados, porque no tenían nada para descansar.
• 28 de agosto.- Prisión de San Pablo.Atados codo con codo, salen de la cárcel con once presos más y los conducen a una casería, a las afueras de la ciudad, en el Barrio de San Pablo. Los sacan para fusilarlos, pero el pueblo no lo consiente.
• 3 de septiembre.-Gaucín.Nuevamente, atados en cuerda de presos, andando por el centro la vía férrea, los trasladan a media noche al almacén de la estación de Gaucín. Dice un cronista que el P. Marcelino, que no era alto, ni rechoncho, aunque sí robusto, caminaba con paso decidido al frente de aquel pelotón de mártires.También aquí pretenden fusilarlos, pero otra vez se opone el pueblo .Otros tres días de espera. Pero, este mismo día 3 da comienzo la proyectada ofensiva de las fuerzas nacionales. El tiempo apremia. La sentencia de muerte estaba dictada.
• 6 de septiembre.– Se consuma el crimen.Era de noche. Habían transcurrido los tres días, encerrados, sin comer ni beber. Unos milicianos, que posiblemente venían huidos de Ronda por el avance de las fuerzas nacionales, ya de noche, hacen que los trece detenidos (once civiles y los dos frailes) suban en un tren, que paró a unos 500 metros pasada la estación de Arriate (Málaga), a seis kilómetros de Ronda. Allí, a eso de las cuatro de la mañana del día 6, se consuma el crimen, pegando a cada uno un tiro en la cabeza, después de haber sido despojados de sus vestidos.Dicen testigos presenciales que el Padre Marcelino, poco antes, fue absolviendo y bendiciendo a todos y cada uno de ellos, cuando se hallaban arrodillados al borde de la cuneta del ferrocarril. De esta forma ofrendan sus vidas al grito de “Viva Cristo Rey”.
• Primer enterramientoLos cadáveres fueron abandonados y, al siguiente día, los del pueblo procedieron a enterrarlos en una fosa común. La familia del Sr. Vallecillo (uno de los fusilados) y el seminarista Martín Bueno recabaron autorización para exhumar los restos mortales y trasladarlos al cementerio municipal de Arriate, que les fue denegada, contentándose con echarles abundante tierra y poner una fuerte verja de madera bien labrada alrededor de la tumba.1. 2.- Fase segunda. Propuesta de Beatificación
Históricamente, considerada en el tiempo, la propuesta de beatificación de los PP. Marcelino y Justo ha transcurrido en dos etapas perfectamente diferenciadas, con algunos movimientos intermedios.
• Primera etapa.- Años 1.936-1.950.Todavía estaban calientes las cenizas de los dos mártires franciscanos, cuando Fr. Dionisio López, ofm., también originario de Pozuel, describe los hechos en un documento titulado “Documentación de la Causa de los Mártires de la Provincia Bética O.F.M. 1.936″ (Ver Revista Guadalupe nº 777, del año 2.002)Muy pronto, aparece el P. Domingo Lázaro Bayo, también franciscano como su hermano Marcelino, toma la decisión de poner en marcha este proceso. Comienza con la publicación de una doble hoja muy conocida por toda la familia, con la fotografía de nuestro mártir, una oración, con licencias eclesiásticas para pedir su beatificación y muchos datos biográficos.Posteriormente, en el año 1.948, publicará una valiosa “Colección de los Escritos del R.P. Fr. Marcelino Lázaro Bayo, ofm.” en un tomo de 472 páginas, editado en la imprenta Escellicer, S.L., de Cádiz, que servirá de referencia en todas y cada una de las posteriores actuaciones.Pero en los planes de la Divina Providencia estaba escrito que no culminaría, personalmente, este proceso. En los comienzos de los años 1.950, fallece en el Convento de los Franciscanos de La Laguna (Tenerife) y todo queda olvidado durante cerca de cincuenta años.
• Algunos intentos de promociónComo era natural, la ciudad de Cádiz no podía olvidar a quien vivió en ella y desarrolló su brillante labor literaria, apostólica y de asesoramiento durante cerca de veinte años, y es lógico que su destacada actuación dejara huella en todos los ambientes.Nos encontramos en el año 1.996. Han trascurrido sesenta años desde su martirio y un grupo de jóvenes, encabezados por D. Bernardo Luis Periñán Salgado, nacido en Jimena, decide promocionar de nuevo este proceso. Comienzan con el acto simbólico de colocar en los patios del Convento de la ciudad una placa con la siguiente inscripción:”EN MEMORIA DE FR. MARCELINO LÁZARO BAYO-GUARDIÁN DE ESTE CONVENTO AÑOS 1.926-1.935. ALCANZÓ LA PALMA DEL MARTIRIO EL 6-9-1936.-CÁDIZ MCMXCVI”; dirigiendo, además, una carta a nuestra familia, solicitando datos personales.Como anteriormente he dejado constancia, el académico de la Real Hispano- Americana y Coronel de Estado Mayor D. José Pettenghi Estrada se une a ellos y el 8 de agosto de 1.996, con motivo de una semana franciscana, pronuncia en Priego (Córdoba) una magistral conferencia exaltando la figura del P.Marcelino y su martirio.Ambos gaditanos fallecen y de nuevo la causa queda parada. La revista Guadalupe, en su número 777 del año 2.002, publica un reportaje del P. Sebastián García Rodríguez, recopilando la historia completa de los mártires franciscanos de la Provincia Bética, destacando, especialmente, el martirio de los PP. Marcelino y Justo, a los que dedica tres páginas completas y la fotografía del primero, pero esto no tiene consecuencias inmediatas para su promoción, aunque sí es un dato histórico relevante.
• Segunda etapa.- Años 2.005-2.006.El expediente de beatificación aparece de la Diócesis de MálagaNos hallamos a finales de del 2.005. Llega a Pozuel un dossier procedente de la Diócesis malagueña, bajo el epígrafe “Relación provisional de los presuntos mártires malagueños de los años 35-36″, víctimas de la persecución religiosa.Entre ellos, se encuentran los franciscanos Fr. Marcelino y Fr. Justo, dado que en territorio malagueño ofrendaron sus vidas.Sabe el pueblo que yo estoy interesado en este asunto. Lo remiten a mi domicilio de Zaragoza y, sin dudarlo, comienzo mi colaboración.Dirige la investigación diocesana el sacerdote malagueño D. Pedro Sánchez Trujillo, Párroco de la Sagrada Familia de Málaga, con el cual, más tarde, establecería una sincera amistad personal.Comienza mi intervención en este procesoSin tardanza, medito bien mi plan de colaboración. Decido personarme en nombre de la familia Lázaro, para lo cual me pongo en comunicación con los parientes de Alcalá de Ebro, que gustosamente prestan su asentimiento.Ordeno la documentación que poseo y el siete de mayo del año 2.005 consigo comunicación telefónica con D. Pedro Sánchez Trujillo, a quien ofrezco mi colaboración en nombre de la familia del P.Marcelino.. En principio, con la primera carta del 10 de mayo, le envío los siguientes documentos:Bloque 1º.-Certificación de Bautismo. -Hoja última fotografía y datos biográficos. -Semblanza, reflexiones y consejos.- Primer aniversario.Bloque 2º.-Carta del Sr. Periñán, de Cadiz, de fecha 19-8-98. -Conferencia Sr.Petthenghi. -Mi carta del 15-6-2.004, dirigida al Sr.Periñán, de Cádiz (no contestada).Le anuncio la fotocopia íntegra del libro “Colección de Escritos del P. Marcelino” escrito y editado por su hermano P. Domingo el año 1.948, que, finalmente, podré enviarle con la siguiente carta del 20 de mayo.Posteriormente, sólo aporté a la diócesis malagueña un CD-ROM, que contiene las ochenta fotografías del texto correspondiente al discurso “La filosofía de la Amistad” y la contestación de D. José Mª Pemán.Después, llegué al convencimiento que era mejor dejar trabajar al Sr. Sánchez Trujillo, guardando silencio hasta el 5 de mayo del año 2.006.Entre tanto, no permanezco ocioso. Buscando la forma de dar a conocer en Aragón la atrayente figura del P.Marcelino, escribo algunos reportajes, y logro que las Hojas diocesanas de Zaragoza y Tarazona y “Semilla evangélica de Teruel” publiquen el apasionante episodio en defensa de la Eucaristía, al que hice referencia en la primera parte, y que tuvo lugar en la madrugada del 12 de mayo de 1.931, cuando su convento fue saqueado.Nueva intervención de Cádiz en este proceso.Estaba buscando la forma de conseguir una copia del discurso del P. Marcelino “La Filosofía de la Amistad”. Al efecto, realizo una llamada telefónica al Superior del Convento de Franciscanos en dicha ciudad.De esta forma, me presenta al historiador e investigador D. Miguel García Díaz, continuador del movimiento seglar gaditano del año 1.996 para la promoción de la beatificación del padre Marcelino. Consigo el objetivo de mi llamada y, más tarde, nuestra relación será fluida y permanente, llegando a establecerse entre los dos una corriente de sincera amistad.En su primera comunicación, me informa del homenaje llevado a cabo el 6 de septiembre del 2.005 por la cofradía de la Vera Cruz, con motivo del 69 aniversario de su martirio, ante la placa recordatoria del convento franciscano, descubierta en 1.996 y me envía copia de su discurso pronunciado con este motivo y los recortes de la prensa gaditana que recogen este acontecimiento.Muchas son sus aportaciones. Por el momento, para no hacerme prolijo, me ceñiré a reflejar que, debido a su información privilegiada, entré en conocimiento de que el proceso estaba totalmente paralizado, tanto en Cádiz como en la Diócesis de Málaga.Ambos de común acuerdo decidimos firmar conjuntamente una carta dirigida al Ministro General de la Orden Franciscana, ofm., Fr. José Rodríguez Carballo, en Roma, solicitando su personal intervención para el nombramiento de Postulador de la causa.Eran los primeros días del mes de enero del 2.006 cuando llevamos a cabo lo acordado. Y la decisión de la curia romana no se hizo esperar. El 28 del mismo mes de enero, recibimos la contestación afirmativa, encomendando la gestión al Provincial de Granada. Esto nos llenó de verdadera alegría. Pensábamos que el asunto estaría pronto resuelto.
• 3 de mayo al 7 de julio del año 2.006El proceso ha entrado en su fase definitiva. Estaba cansado de esperar el resultado de la carta de 28 de enero último, recibida de Roma.El mismo día 3 de mayo, decido entrar en acción y me pongo en comunicación telefónica con el Provincial de la Orden Franciscana de Granada, residente en el Convento de Cádiz.. La concisa respuesta recibida, no todo lo amistosa que yo hubiera deseado, tuvo la gran virtud de ponerme en el buen camino para futuras actuaciones.Entre otras cosas me dice:”este fraile era de la Bética”. Y de aquí partía nuestro error. Pronto supe que el Convento de Cádiz que, en vida del P.Marcelino pertenecía a la Provincia Bética Franciscana, con sede en Sevilla, en una reestructuración de los años 1.950, fue integrado en la Provincia de Granada. El camino seguido hasta estos momentos estaba equivocado.Comienza mi relación con la Provincia Bética.Inicio la que, posiblemente, sea la última y definitiva etapa de mi gestión personal. Desde este momento, obrando siempre como representante de la familia, no ha habido puerta que haya quedado insensible a mi llamada.Para comenzar, abro la página de Internet, que me remite al Monasterio de La Rábida. El franciscano que recibe mi llamada telefónica del 4 de mayo, después elogiar los méritos del padre Marcelino y darme ánimos para proseguir la labor comenzada, me aconseja que me dirija al P. Sebastián García Rodríguez del Monasterio de Guadalupe, facilitándome su teléfono.Al día siguiente llamo a dicho Monasterio. Es mi primera comunicación con el que es Director de la “Revista Guadalupe”. El impacto que me produjo su cordial acogida, me proporcionó renovadas energías para continuar con la labor de investigación y me compensó del que he venido llamando ligero fracaso. Había encontrado el verdadero camino: la Provincia Bética Franciscana.Fruto de esta última llamada, recibo un ejemplar de la revista “Guadalupe”a la que hago referencia en el epígrafe titulado “Algunos intentos de promoción”.
• De vuelta a la diócesis malagueña.Continúo trabajando con intensidad. Por correo electrónico, fechado el 5 de mayo, pregunto a D. Pedro Sánchez Trujillo en qué situación se encuentra el nombramiento de Postulador de la Causa.El mismo día, contesta con otro e-mail, manifestando que está dispuesto a aceptar personalmente la condición de Postulador, siendo condición indispensable que el Sr. Obispo de Málaga reciba la autorización del Ministro General de la Orden y, al mismo tiempo, me encarga la correspondiente gestión. Este es el punto de partida de todas mis actuaciones posteriores.Por consejo del P. Sebastián, el 13 de mayo, envío una carta al Provincial de la Bética en Sevilla, Fr .Francisco García Rodríguez, primer responsable de que se conceda la autorización deseada al Ordinario malagueño. Carta que confirmo con una llamada telefónica.Acto seguido, el 23 de mayo, dando tiempo a que el Provincial se haya comunicado con Roma, dirijo un e-mail al Ministro General-Curia Generale O.F.M., en Roma, que contiene copia del correo electrónico del día 5, recibido de Málaga, y le ruego que conceda la autorización solicitada.No tardando mucho, el 6 de junio, llega a mi poder, escrito en italiano, el correo electrónico de Postulazione Generale ofm., en Roma, concediendo, mediante carta dirigida al Sr. Obispo de esta diócesis, la oportuna autorización. Habíamos entrado con buen pie en esta última fase. Sólo faltaban unos pequeños flecos para dejar el tema concluido.Mi gestión con otras personalidadesHasta aquí todo había sido muy laborioso e incierto. No estaba dispuesto a dejar ningún cabo suelto y me propongo implicar en el proceso a notables jerarquías eclesiásticas, además de solicitar oraciones en un monasterio de monjas clarisas de Zaragoza.
En primer lugar, el 24 de mayo, remito una carta al Ilmo. Sr. Cardenal de Sevilla, Fr. Carlos Amigó Vallejo, también franciscano, rogándole su implicación en este proceso de beatificación.El 13 de junio siguiente, recibo su contestación afirmativa, a través de su secretario particular.Con el fin de vencer algunos posibles obstáculos, aprovecho la oportunidad de que el Sr. Obispo de Málaga, D.Antonio Dorado Soto, cumple el 15 de junio del 2.006, los 75 años de edad, para cursarle una cordial y sincera felicitación, por considerarme virtualmente uno de sus diocesanos, dada mi relación con dicho obispado.Aprovecho esta circunstancia para rogarle que incluya en las listas definitivas de los posibles mártires a los que fueron servidores de la Iglesia de Jimena de la Frontera y obtuvieron su martirio en sus dominios territoriales.También en este caso recibí una llamada de la catedral de Málaga para acusarme recibo de la mencionada carta.Constitución de las Comisionnes investigadoras.Las múltiples y laboriosas gestiones realizadas consiguen su premio. Era el 5 de julio del año 2.006. Aprovechando el paso circunstancial por Zaragoza, procedente de Lourdes, mantengo una larga entrevista con D. Pedro Sánchez Trujillo, que todavía tiene sus dudas sobre la inmediata puesta en marcha de este proceso.El día 7 de julio, le envío un correo electrónico, preguntándole si precisa que realice alguna otra gestión. El mismo día, me contesta con otro e-mail, que dice: “Amigo Gaspar: la cosa se pone en marcha. Al llegar me dan la noticia de que el obispo crea las comisiones y el 17 del presente mes prestan juramento. Le tendré al tanto.”
A primeros de septiembre, me informan que ha sido nombrado Presidente de las Comisiones el historiador e investigador D. Juan Antonio Ramos Hito, hombre de gran valía y amigo personal de D. Miguel García Díaz. El proceso no ha podido caer en mejores manos, por lo que podemos congratularnos.Para dar por terminada mi gestión, el 19 de septiembre, escribo una carta al Sr. Ramos, poniéndome a su disposición, y, posteriormente, mantengo con él una interesante conversación telefónica.
Y, DESPUÉS DE ESTO, ¿QUÉ?Todo apunta a que el llamado Proceso ordinario o Inquiesta Diocesana está llegando a su fin y que, en cualquier momento, puede ser presentado en Roma para que lo examinen, tanto el Congreso Peculiar de los Consultores Teólogos como la Congregación Ordinaria de Cardenales y Obispos.Si el resultado de ambas discusiones es positivo, el Papa procederá a la Beatificación.Quiera Dios que esto suceda pronto y podamos ver la imagen del padre Marcelino, de regreso a su pueblo, en los altares de la Iglesia parroquial de San Miguel Arcángel, donde recibió las aguas bautismales, en su condición de Beato.Termino diciendo que los restos mortales de nuestro glorioso Mártir descansan en la iglesia de la Parroquia de San Juan de Letrán, de Arriate, a donde fueron trasladados, desde el cementerio municipal, el veinticuatro de abril del año 2.005. Oficiaron la ceremonia de traslado el párroco D. Jesús Carrasco Bootello y el Padre franciscano Francisco José Regordán Barberó, de la Comunidad franciscana de San Pedro de Alcántara.


Mi historia:

Mi abuelo Manuel Fernandez del Amo. jefe de tren de Ronda, fué obligado a llevar ese tren a punta de fusil. Cuando vió lo que iban a hacer empezó a gritar diciendo que no fusilaran a esos inocentes, dandole un ataque de nervios por lo que que mandaba el pelotón le dijo que el también era un facha y que se pusiera al borde de la vía porque también lo iban a fusilar.
Uno de los que iban el pelotón de fusilamiento dijo que si lo fusilaban quien iba a llevar el tren de vuelta a Ronda por lo que desistieron de ejecutarlo.
Ellos continuaron con los fusilamientos dandole a mi abuelo una carta para que la presentaran al comisiario de turno.temiendose mi abuelo de lo que se trataba fué a darsela a alguien importantísimo del comité rojo de Ronda que era su amigo y este le dijo: - Menos mal que me lo has entregado a mí porque era tu sentencia de muerte.
Mi abuelo se encomendó siempre al P. Marcelino, consiguiendo multiples favores.
Comment by Pilar Romero Fernández — November 8, 2007 @ 9:06 pm
Dirigido a Pilar Romero Fernández:He leído su comentario acerca de la escena vivida por su abuelo, referente al P. Marcelino. Considero su contenido de gran interés. Soy pariente del P. Marcelino, y me gustaría ponerme en contacto con usted. Puede dirigirse a mi correo electrónico. Le anticipo mi sincero agradecimiento.
glazaro@ya.com
Comment by Gaspar Lázaro Martínez — December 25, 2007 @ 4:01 pm
Me ha parecido interesantisimo todo esto que nos has contado aqui, creo que toda la informacion es muy completa y me gustaria saber de donde la sacaste!