miércoles, 17 de junio de 2009

DE EL ÚLTIMO HUERTO

ZURRO QUE TE VI
Aquella tarde, vieron llegar al jardín cerca de diez amigos del hermano mayor.
Eran chicos tanto de la calle como del colegio.
A las niñas por la tarde, después del baño y con los vestidos bonitos, como estaban ya arregladas, no les era permitido el bajar hasta el huerto pues allí se ensuciaban con la tierra y el barro.
Pero si que vieron al hermano mayor irse a jugar muy contento.
-¿Qué vais a hacer?, preguntó Lilí asombrada.
-Vamos a jugar a “zurro que te vi”,
-Pero es muy tarde y no vais a ver, pues pronto va a oscurecer.
-Eso es lo bonito, mira, llevamos linternas, pero lo que mas me preocupa, es que viene a jugar uno que es amigo de un amigo, que acaba de salir del manicomio, pues dicen que es esquizofrénico.
Las niñas no sabían que era eso, pero tampoco se querían perder el ver el juego— aunque se quedaron algo preocupadas—por lo que se acercaron hasta las escalinatas del jardín y sentándose en los escalones los veían jugar, todas emocionadas.


Tenían las linternas encendidas, se subían y bajaban de los árboles, pero sobre todo cuando el loco iba detrás de ellos, corrían que se “despepitaban”. Y el que se quedaba decía a voz en grito: ¡Zurro que te vi! Y el corazón les palpitaba también a ellas como si estuvieran participando activamente del juego.
Todo eran carreras, luces que bajaban y subían de los árboles.
¡Que viene el loco, el loco!...