martes, 24 de febrero de 2009

LOS POLVOS TALCOS

Recuerdo que cuando era niña en Córdoba e íbamos al colegio, con nuestros uniformes azúl marino de Santa Victoria, el abrigo por el frio y nuestras boinas.
De pronto por el Paseo de la Victoria, un chaval corriendo (creo recordar que se lo hizo a mi hermano), le tiró un montón de polvo blanco, que le hizo toser y todo.
Yo estaba boquiabierta, parece ser que era costumbre y tradición hacer eso el miércoles de ceniza. Veías por la calle a gente como muy "mosqueada" sacudiendose, enharinados.
Luego la ilusión que hacía perder horas de clase al ir a la capilla a la imposición de la ceniza. No queríamos que se nos cayera: En polvo eres y en polvo te has de convertir.
Ni nos dábamos cuenta de la trascendencia de esa palabras. Con esa edad todo era un juego.
También recuerdo que al fondo de nuestro gran jardín, que al menos tenía una hectárea, daba la parte posterior de un edificio alto en el que vivían unas mujeres "de la vida", llamadas en Córdoba "pelonas", porque por aquellos años, las cogian la policía y les rapaban el pelo.
Pues bien se conoce que una de ellas (seguramente sería la madame), se llamaría Dolores pues el viernes de Dolores que en las casas cristianas no se podía escuchar música, ellas ponían la suya a todo volumen y hacían un fiestazo; nosotras las niñas de mi casa estábamos escandalizadas.
También ya con doce o trece años, recuerdo haber ido con mi hermano al Gran Teatro a ver la obra de don Juán Tenorio. Que guapa Doña Inés y Don Luis Mejía.
Lo que mas impresión me dió es cuando el padre de Doña Inés que estaba muerto y era una estatua en su tumba se presenta en medio del escenario con la cara blanca y todo el cuerpo blanco...

1 comentario:

Rosa dijo...

como me conozco todos esos sitios que nombras.... Un besazo